Equipamiento Hotel Castellmar

Hotel Castellmar Miami Playa

El proyecto establece un edificio independiente del inmueble existente actualmente. La única conexión entre ambos se produce en la zona de cocinas. Todo el edificio se articula en torno a un nuevo patio interior que servirá como salón al aire libre de muy diversos usos.

La planta baja, en la que se produce el acceso al edificio, está dividida en dos partes: la parte pública, donde se desarrolla todo el programa de recepción, sala multiusos, comedor y cocinas; y la parte privada donde se localizan 19 habitaciones dobles. Mientras la parte pública está volcada hacia el patio interior, la zona de dormitorios se protege de éste mediante un pequeño talud arbolado que le otorga la intimidad necesaria.

La zona de servicio, con acceso independiente, sirve de nexo entre ambos edificios y tiene una circulación vertical independiente que comunica con las dependencias del semisótano.

El resto del semisótano, dedicado a uso del público, tiene acceso desde las dos escaleras principales que existen en los dos extremos del gran espacio de recepción.

La planta primera, por el contrario, se dedica a las restantes habitaciones que rodean los tres lados construidos del nuevo patio, buscando las vistas y la intimidad. Por esta razón son los pasillos los que se colocan en el lado exterior del edificio.

Dada la extremada horizontalidad de la propuesta, se ha considerado interesante recurrir a la simetría como instrumento organizador reconocible.

La propuesta pretende, entre otras cosas, dotar al hotel de una fachada de acceso, haciendo hincapié en el hecho de la llegada al edificio.

Por otra parte, se ha buscado desde el principio una imagen rotunda, sencilla, que, actuando por contraste, ponga en valor la arquitectura vernácula y regionalista del edificio existente.

Asimismo, se juega con la levedad de una gran caja que flota sobre un paño de vidrio liso y continuo, inmaterial. Los efectos de transparencia hacia el patio resultarán, sin duda, interesantes, reforzados por el telón de fondo del edificio actual.

La composición de las distintas fachadas atiende a una voluntad esencializadora en la que intervienen planos, volúmenes y huecos de diversos materiales, elementos de una pieza abstracta y limpia que enmarca la belleza tradicional y pintoresca que, a modo de joya, encierra en su interior.