Edificio White Forest

30 Viviendas en Formigal

La propuesta se desarrolla sobre un solar en pendiente pronunciada con orientación Sur. Resultan especialmente interesantes las vistas de las que disfruta, hacia las pistas de esquí. Por ello, la intervención se plantea con el objetivo de que las treinta viviendas tengan orientación a las vistas y el Sur, en las que se dispone de amplias terrazas. Todas las viviendas son pasantes.

Se ha previsto que las circulaciones de acceso a las viviendas se concentren en la fachada norte del edificio, entre el edificio y la ladera. Se orientan a Sur los espacios de estar, reservando para la fachada posterior los dormitorios.

El edificio trata de adaptarse a la pendiente del terreno, escalonando su volumen de forma que se minimice el impacto que cause sobre el entorno, integrándose de forma armónica con la volumetría de las edificaciones circundantes.

El edificio proyectado se organiza en dos sótanos, una planta baja, tres alzadas y una planta bajo cubierta. En cada una de las plantas sobre rasante se distribuyen siete viviendas. Las viviendas de planta tercera son dúplex, ocupando el bajo cubierta con dos dormitorios y un baño por vivienda.

En la planta baja, las viviendas del lado oeste también se articulan en dúplex, con una planta no habitable bajo rasante que dispone de una segunda terraza gracias a la pendiente del terreno. Sin embargo, en el lado Este de esta planta bajo rasante, en el que la rasante del terreno presenta una cota mucho más baja, se han dispuesto dos viviendas más con terraza, que quedan por encima de la rasante.

Desde un punto vista formal, la propuesta se configura mediante un juego de volúmenes en su fachada frontal, simulando una acumulación contenedores superpuestos sobre los que se maclan los dos volúmenes de las cubiertas inclinadas. La articulación de estos volúmenes viene propiciada por el cuerpo central de la escalera de acceso a plantas alzadas, que es exterior aunque cubierta. De esta manera, las cubiertas se constituyen como el elemento aglutinador de la forma, el gesto claro y rotundo frente a la fragmentación de la fachada.

Se consigue, así, una correcta integración de la propuesta tanto con el entorno próximo como con el conjunto urbano. Integración favorecida por el empleo de los materiales tradicionales: mampostería, madera y pizarra.